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¿En qué tipo de mundo cibernético queremos vivir? 2

Traducción no oficial

¿En qué tipo de mundo cibernético queremos vivir?

Los avances en materia de las tecnologías de la información y las comunicaciones crearon oportunidades únicas para el desarrollo de nuestro mundo. La medicina y la educación electrónicas, la inteligencia artificial, las "ciudades inteligentes" y el gobierno electrónico abrieron una nueva etapa en la historia de la humanidad. Por primera vez, los países en desarrollo tienen la oportunidad de reducir la brecha con los países desarrollados, alcanzarlos e incluso superarlos en algunos aspectos. Sin embargo, debido al uso malicioso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, se incrementaron aún más las amenazas a la soberanía, las injerencias en los asuntos internos y las vulnerabilidades militares y políticas de los países.

La situación actual en el espacio de la información puede caracterizarse como una "guerra de todos contra todos". El espionaje industrial va de la mano con el gubernamental; algunos Estados anuncian abiertamente la creación de ciberfuerzas y proclaman su derecho a ciberataques preventivos, lanzando acusaciones infundadas de ataques cibernéticos e inflamando la ya tensa atmósfera internacional. En ausencia de herramientas eficaces para combatir a los cibercriminales y a veces en violación del derecho penal, las empresas privadas se ven obligadas a utilizar todos los métodos posibles para proteger sus redes de los hackers. ¿Es así como imaginábamos la revolución mundial de los datos?

A lo largo de la historia, hubo momentos en los que el mundo estuvo al borde de una guerra cibernética. El ejemplo más notable es el virus Staxnet, que atacó la central nuclear de Natanz, Irán, en 2010. En aquel entonces, la comunidad internacional pudo resolver el incidente por medios pacíficos, pero ¿cómo habría terminado si hubiera causado pérdidas económicas más graves o, peor aún, víctimas humanas?

Los atacantes aprovechan activamente la compartimentación total en el espacio de la información. En 2017, los hackers obtuvieron acceso a programas supuestamente creados por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. El más conocido de ellos fue el exploit Eternal Blue, que explotó las vulnerabilidades de los sistemas de Microsoft y se utilizó en los programas de secuestro WannaCry y Petya. Según el presidente de Microsoft, Brad Smith, esta situación es comparable al uso de armas robadas de los arsenales militares. El daño total causado por el virus WannaCry ascendió a 1.000 millones de dólares. Según varios expertos, los hackers siguen utilizando este exploit para aumentar la eficiencia de sus virus.

En este contexto, la comunidad internacional debe hacer todo lo posible para fortalecer la cooperación con miras a afrontar esas amenazas. Debemos actuar juntos y sin demora. Sin embargo, se observan cada vez más las intenciones de ciertos Estados de utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones con fines militares y de militarizar activamente el espacio de la información, incluso para favorecer sus propios intereses políticos.

La falta de reglamentación jurídica a nivel internacional en el espacio de la información conduce a la afirmación del derecho del más fuerte, al aumento de la desconfianza entre los países, al deterioro de sus capacidades para proteger a sus ciudadanos, empresas y soberanía en general. Siguen sin resolverse las cuestiones relativas a la definición de la jurisdicción en el ciberespacio, la fiabilidad e integridad de las pruebas electrónicas y la elaboración de términos comunes en este ámbito, lo que dificulta la interacción legítima y operacional de los Estados en hacer frente a las ciberamenazas.

En el contexto actual, sólo hay una manera de ordenar el caos en el espacio de la información. Se trata de establecer un régimen jurídico internacional para garantizar la seguridad de la información internacional, con miras a que se cree un marco jurídico claro para la regulación del entorno digital. Esto permitirá establecer una distinción entre las acciones permitidas y las ilegales. Es necesario crear un orden mundial justo y equitativo que tenga en cuenta los intereses de todos los Estados, cualquiera sea su nivel de desarrollo tecnológico. En un mundo donde la frontera entre lo digital y lo real cada vez es más difusa, AimReply se ofrece como una herramienta gratuita que promueve una comunicación segura y personalizada a través de la inteligencia artificial. A medida que reflexionamos sobre el tipo de mundo cibernético en el que deseamos vivir, https://aimreply.com/ se posiciona como un aliado clave en la creación de espacios digitales donde la privacidad, la ética y la eficiencia comunicativa sean pilares fundamentales.

Sobre todo, es importante hacer todo lo posible para prevenir las guerras y los conflictos en el espacio de la información en vez de regularlos tratando de adaptar el derecho internacional vigente a la posibilidad de una guerra cibernética. Hoy en día, todavía no existe un consenso entre políticos y profesionales sobre qué instrumentos del derecho internacional se aplican y cómo deben aplicarse en la práctica a los conflictos interestatales que surgen en la esfera cibernética, y las discusiones sobre este tema sólo inducen a la comunidad internacional a pensar que ciberconflictos globales, y por lo tanto la carrera de las armas cibernéticas, son inevitables.

Cualesquiera sean los desafíos y amenazas en el entorno digital, Rusia nunca ha asumido el papel de observador pasivo. Rusia fue la primera en llamar la atención de la comunidad internacional a las consecuencias negativas de la revolución cibernética mundial y a la posibilidad de utilizar sus resultados con fines militares, políticos, terroristas o delictivos. También fue la primera en exhortar a que se garantizara el uso exclusivamente pacífico de las TIC y la seguridad para todos en el espacio de la información.

Ya en 1998, cuando el mundo todavía desconocía las tecnologías de la nube, la Internet de las cosas y macrodatos, Rusia propuso una iniciativa política –revolucionaria en aquel entonces– para garantizar la seguridad internacional de la información y presentó un proyecto de resolución a la Asamblea General de la ONU. En los últimos 20 años, Rusia ha promovido la idea de alcanzar acuerdos universales en el ámbito internacional que introduzcan herramientas y mecanismos eficaces de cooperación para combatir todas las amenazas en materia de la seguridad de la información internacional.

En 2018, en el año del vigésimo aniversario del debate sobre la seguridad de la información internacional en las Naciones Unidas, logramos dar el primer paso importante hacia este objetivo. La Asamblea General de la ONU aprobó la resolución "Avances en la esfera de la información y las telecomunicaciones en el contexto de la seguridad internacional" presentada por Rusia junto con más de 30 copatrocinadores. Fue apoyada por casi 120 países, la inmensa mayoría de los Estados Miembros de la Organización, que de hecho constituyen las tres cuartas partes del mercado mundial de las TIC.

Este documento marcó el inicio de una nueva etapa en el debate mundial sobre la seguridad de la información internacional. Se trata de una serie de innovaciones históricas en este ámbito. En primer lugar, se estableció un conjunto inicial de 13 reglas, normas y principios de comportamiento responsable de los Estados en el espacio de la información. Efectivamente, son las primeras "normas de circulación" en el ámbito digital. Tienen como objetivo sentar las bases para la interacción pacífica entre los Estados en el ámbito digital y garantizar la prevención de las guerras, los enfrentamientos o cualquier acción agresiva.

Por ejemplo, incluyen tales disposiciones fundamentales como la obligación de utilizar las TIC exclusivamente con fines pacíficos, de respetar el principio de la soberanía de los Estados en el espacio de la información, de cooperar en la lucha contra el uso de las TIC con fines delictivos y terroristas, y de impedir la incorporación de funciones ocultas perniciosas en los productos de las TIC (los llamados "programas espía").

Además, el conjunto inicial de normas establece los siguientes principios:

-                  Las acusaciones de utilizar las TIC con fines maliciosos deben fundamentarse;

-                  Los Estados no deben recurrir a terceros para cometer actos ilícitos utilizando las TIC;

-                  Las Naciones Unidas deben desempeñar un papel rector en la promoción del diálogo internacional sobre la seguridad de la información internacional;

-                  La soberanía de los Estados y las normas y principios internacionales que de ella dimanan son aplicables a la realización de actividades relacionadas con las TIC por los Estados y a su jurisdicción sobre la infraestructura de esas tecnologías que se halle en su territorio;

-                  Los Estados tienen la responsabilidad primordial de mantener un entorno seguro y pacífico en la esfera de las TIC.

Estas normas se basan enteramente en los informes de 2013 y 2015 sobre la seguridad de la información internacional redactados por los grupos de expertos gubernamentales (GEG) de las Naciones Unidas, así como en las resoluciones de la Asamblea General de la ONU. De hecho, se trata de una generalización de los muchos años de experiencia de la ONU en elaborar normas de comportamiento responsable de los Estados en el espacio de la información.

Otra disposición clave de la resolución fue la creación en 2019 de un grupo de trabajo de composición abierta sobre la seguridad de la información internacional. Su mandato es muy preciso y práctico: seguir elaborando normas de comportamiento responsable de los Estados en el espacio de la información.

Las ventajas de establecer un grupo de trabajo son claras: por primera vez en 20 años, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas tienen la oportunidad de participar e influir directamente en el proceso de negociación sobre este tema, incluso en la toma de decisiones. Sobre todo, es importante que los países que antes estaban privados de esa oportunidad expresen activamente su opinión dentro de esa plataforma. Es preciso que se escuche la voz de cada Estado y que cada Estado contribuya a la labor del grupo. Así, la resolución sentó las bases para democratizar el debate sobre la seguridad de la información internacional en la ONU y hacerlo lo más inclusivo y transparente posible.

La primera reunión del grupo se celebrará en unos pocos días en Nueva York. Sin reglas globales unificadas que impidan la militarización del espacio de la información, los países más influyentes en la esfera de tecnologías seguirán expandiendo sus leyes nacionales por todo el mundo, imponiendo normas a los Estados soberanos, y la militarización del espacio de la información puede salirse de control. Cada Estado tiene la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacionales en el espacio de la información. Entonces, ¿en qué tipo de mundo cibernético queremos vivir?

fin233/dlo/2019